viernes, 13 de diciembre de 2013

HISTORIA REAL SOBRE LA INDEPENDENCIA...¿SOÑADA?


    Antes de la formación de Cataluña, su territorio, consistente en una serie de condados fueron parte del patrimonio del rey de Aragón durante la Edad Media, conocido por la historiografía posterior como la Corona de Aragón. Tras la desintegración del Imperio carolingio, el condado de Barcelona, que había formado parte de la Marca Hispánica del Imperio, alcanzó una independencia de facto a finales del siglo X y consiguió agrupar en torno a él, mediante vínculos familiares o de vasallaje, a una parte importante de la actual Cataluña, principalmente los condados de Gerona, Osona, Besalú, Cerdaña y Ampurias. En el siglo XII, el condado de Barcelona y el reino de Aragón se unieron dinásticamente mediante los esponsales acordados entre Ramiro II de Aragón y Ramón Berenguer IV de Barcelona en 1137, por los que el conde barcelonés contraería matrimonio con la futura reina aragonesa Petronila. En el siglo XIV, ya como Principado de Cataluña, tuvo un destacado papel económico en el marco del comercio mediterráneo. Con el declive de la Corona decayó Cataluña, que no volvió a prosperar hasta la industrialización.



    En los siglos siguientes los comerciantes, literatos y las clases altas de la sociedad fueron adoptando progresivamente la lengua castellana, cuyos intereses económicos y referentes culturales se orientaron hacia la Península y América, mientras que la clases bajas y rurales siguieron manteniendo el uso familiar y popular del catalán. La evolución de este proceso incrementó su intensidad por la imposición política que siguió a la derrota del bando austracista (cuyo mayor apoyo dentro de España era la Corona de Aragón) en la Guerra de Sucesión Española en 1714 y los Decretos de Nueva Planta de 1716, que consideraban a Cataluña territorio conquistado y que provocaron la supresión de sus fueros. La política borbónica imperante inducía a la unificación del Estado en todos sus aspectos, de los que la lengua no fue una excepción. El catalán fue relegado de puestos en favor del castellano en la administración, el ejército, la religión, la historia, la justicia, la enseñanza, el comercio y las artes mediante imposición legislativa. Sin embargo el catalán siguió manteniéndose como lengua familiar mientras el castellano lo era fuera del hogar. La situación política y cultural del siglo XIX permitió el surgimiento del movimiento cultural de la Renaixença ("Renacimiento") que motivó a muchos escritores a adoptar de nuevo la lengua catalana para su literatura y cuyo movimiento propició el prestigio del idioma.

    Posteriormente el catalanismo defendería el catalán desde un frente político y que ya entrado el siglo XX el catalán tenía una amplia variedad de medios de difusión. Sin embargo, las tiranteces políticas repercutieron en la prohibición del idioma en varias ocasiones, como con la Dictadura de Primo de Rivera. Durante la Segunda República Española, la cooficialización del catalán introducida por el estatuto de autonomía de Cataluña permitió el uso lingüístico de los dos idiomas en la administración y se permitió el catalán en la enseñanza, si bien la Guerra Civil y la Dictadura franquista prohibieron su difusión pública y su enseñanza, que acompañado al movimiento migratorio de los años sesenta y setenta desde otras regiones de España, ofuscaron la presencia de la lengua catalana en Cataluña. La transición democrática introdujo en la Constitución la posibilidad de adoptar lenguas cooficiales, que en el estatuto catalán significó la cooficialidad del catalán junto al castellano para la autonomía de Cataluña.

    A partir del segundo tercio del siglo XIX se desarrolló la Renaixença, un movimiento cultural de recuperación del catalán como lengua de cultura. En las décadas siguientes fue tomando cuerpo el catalanismo político, que se agrupó en partidos como la Lliga Regionalista y posteriormente Esquerra Republicana. Tras los primeros proyectos de autogobierno que culminaron primero en la Mancomunidad de Cataluña (1913-1923) y luego en la restauración de la Generalidad de Cataluña y aprobación del Estatuto de autonomía de Cataluña de 1932 durante la Segunda República, la Guerra Civil y el período franquista (1939-1975) supusieron, tanto en Cataluña, como en el resto de España, la anulación de las libertades políticas, que no fueron plenamente recuperadas hasta la Transición democrática y la entrada en vigor de la nueva Constitución española de 1978, en la que se reconoce la existencia de comunidades autónomas dentro de España. Al amparo de la Constitución se aprobó un nuevo Estatuto de Autonomía en 1979, posteriormente sustituido por el Estatuto de 2006, que tras algunas modificaciones dictadas por el Tribunal Constitucional en 2010, es el actualmente vigente.


LENGUA CATALANA EN CIFRAS:


Catalán Castellano
Personas Porcentaje Personas Porcentaje
Lo entiende 5.832.200 94,60% 6.452.400 99,90%
Lo sabe hablar 4.823.400 78,30% 6.146.800 99,70%
Lo sabe leer 5.034.400 81.70% 6.002.900 97,40%
Lo sabe escribir 3.807.300 61,80% 5.891.300 95,60%
Fuente: Instituto de Estadística de Cataluña26


El catalán en Cataluñaa
Año 2003
Año 2008
Personas
Porcentaje
Personas
Porcentaje
Lengua habitual 2.850.300 50,70% 2.933.300 47,60%
Lengua materna 2.177.800 38,70% 2.186.000 34,60%
Lengua de identificación 2.770.500 49,30% 2.838.100 46,00%
Fuente: Instituto de Estadística de Cataluña25

    El castellano es la lengua más hablada de Cataluña, superando al catalán no sólo como lengua habitual, sino también como lengua materna y de identificación, tanto en cifras relativas como absolutas. El castellano tiende a confirmarse en las áreas urbanas, siendo especialmente preponderante en el área metropolitana de Barcelona y en el Camp de Tarragona.

    Las cifras hablan por sí solas del respeto que tienen en Cataluña por España (y no al revés, como nos quieren vender).

REGIMEN FISCAL:

    A diferencia del País Vasco y de Navarra, cuyas relaciones de orden tributario con el Estado están reguladas mediante sus respectivos sistemas forales tradicionales, y de Canarias, Ceuta y Melilla, para las que la ley orgánica prevista en el artículo 157.3 de la Constitución, de financiación de las comunidades autónomas, establece peculiaridades, Cataluña, al igual que las comunidades restantes, carece de una autonomía fiscal especial. La mayoría de los impuestos son recaudados por la Agencia Estatal de la Administración Tributaria, por lo que sus ingresos dependen de las transferencias que recibe de la Administración central.

SISTEMA POLITICO:

    A la Generalidad, los historiadores nacionalistas le atribuyen unos precedentes históricos en las Cortes de Cervera de 1359, lo cual carece de base científica. En 1931 se produce un primer establecimiento de un autogobierno para Cataluña, que desaparece tras la Guerra Civil Española de 1936-1939. Posteriormente, en 1977 con la aprobación de la Constitución Española se otorga a Cataluña la capacidad de autogobierno en algunas materias. Se crean a partir de esa fecha el Parlamento de la Generalidad, la Presidencia de la Generalidad y el Gobierno de la Generalidad, que son sus principales instituciones de autogobierno, así como por el resto de organismos creados por ley del Parlamento catalán.

BANDERA:

    La bandera de Cataluña o señera de Cataluña es la tradicional de los Reyes de la Corona de Aragón, que era antiguamente usada únicamente por el Rey, como expresiva de su soberanía.

    Existe documentación que prueba fehacientemente que la misma fue usada desde los tiempos de Alfonso II Rey de Aragón y Conde de Barcelona, siendo universalmente conocidas como de Aragón, dada la preeminencia del reino de Aragón en la titulación, como reconoce el propio Pedro IV el Ceremonioso.

    Con el paso del tiempo, el emblema de los reyes de la Corona de Aragón pasó a identificarse con los territorios que gobernaban. Su identificación con el condado de Barcelona y, por extensión, con el Principado de Cataluña, parece originarse también en tiempos de Pedro el Ceremonioso y se prolonga en los siglos posteriores, aunque sigue siendo utilizado también por otros territorios de la Corona.

    Desde mediados del siglo XIX, y particularmente a partir de la eclosión del catalanismo como movimiento cultural y político con la Renaixença, las antiguas armas del rey de Aragón adquieren un simbolismo político de afirmación identitaria. Tras períodos alternativos de tolerancia y represión del uso de la bandera cuatribarrada, fue izada como "bandera de la Patria" en la Diputación de Barcelona el 27 de mayo de 19302 y de nuevo el 14 de abril de 1931 al ser proclamada la "República Catalana" por Francesc Macià.

    Son elementos comunes de la Bandera y el Escudo los palos de gules o barras de Aragón, elemento histórico común de las actuales cuatro comunidades autónomas que en su día estuvieron integradas en la Corona de Aragón, en cuya emblemática se encuentran todavía, y que en su representación se incorporaron al Escudo de España.

    La Generalidad adoptó la bandera de la Cruz de San Jorge en 1359 bajo el reinado de Pedro IV por considerar éste a la Cruz de San Jorge como "las antiguas armas de Barcelona". Esto se debe a que eran las armas del brazo eclesiástico de la Generalidad, es decir, el escudo de la diócesis de Barcelona por correspondencia a San Jorge, el patrón de ésta.

    Actualmente, la señera (en catalán, senyera) es el nombre de la bandera perteneciente a la antigua Corona de Aragón. Se trata de una bandera de cuatro franjas rojas sobre fondo dorado o amarillo, usada oficialmente como la bandera autonómica de Aragón (con el Escudo de Aragón), de Cataluña, de la Comunidad Valenciana añadiendo una franja azul y una corona en hilo de oro en el lado del asta, y en el caso de las Islas Baleares un rectángulo morado y un castillo.

    El término senyera significa en catalán bandera, insignia o estandarte, de cualquier colectivo u organización. De hecho, el DRAE también recoge esta acepción en castellano, si bien en desuso. Si se llama también señera a las Barras de Aragón o a las banderas de Cataluña, Valencia y Baleares es porque se le aplica el nombre por antonomasia, de la misma manera que ikurriña significa bandera en euskera.

Fuentes: Wikipedia, Google